Muchas personas nos preguntan qué es exactamente un vino tinto, cuáles son sus principales diferencias y cómo es su maridaje perfecto. Y es que, desde hace muchos siglos, el vino tinto ha fascinado a la humanidad, convirtiéndolo en mucho más que una bebida.
Qué es un vino tinto
El vino tinto es el resultado de un complejo proceso que resulta de combinar las habilidades del viticultor y del enólogo con los caprichos de la naturaleza. Por ello, el cuidado que se ponga en todo el proceso de realización del vino, será vital para su resultado. Y es que, desde las viñas a la bodega, cada fase de elaboración del vino tinto es un tributo al arte y a la pasión que lo rodean. El vino tinto es un tipo de vino que procede, mayormente, de mostos de uvas tintas. Un vino que se elabora de una determinada manera para conseguir la difusión de la materia colorante que contienen los hollejos de las uvas tintas. Un aspecto que da lugar al color rojo del vino, y que justifica que, en otros idiomas, al vino tinto se le denomine rojo. Claros ejemplos de ello son: red wine en países anglosajones, vin rouge en francés o vino rosso en italiano.
En el caso del español hay que tener en cuenta que el origen de la palabra tinto se localiza en el latín, donde se usaba “tinctus”, para hablar del teñido del vino. Lo que haría referencia al proceso mismo de elaboración del vino tinto.
Fases de la elaboración de un vino tinto
Las principales fases de la elaboración de un vino tinto son las siguientes:
- Despalillado
Podríamos definirla como el primer paso hacia la perfección
Se realiza en las bodegas donde la tradición se encuentra con la innovación, y consiste en separar cuidadosamente las uvas tintas de sus raspas leñosas. Se trata de un ritual crucial para evitar la transmisión de sabores indeseables durante la fermentación.
- Estrujado
Es la liberación de los sabores.
Consiste en que, una vez liberadas de sus raspas, las uvas son sometidas al estrujado, donde la piel se rompe para liberar su preciado jugo. En este proceso, las máquinas estrujadoras hacen su danza, extrayendo el líquido que pronto se transformará en el elixir del vino tinto. Es un momento de anticipación y emoción, donde la esencia de la uva se libera para ser moldeada por las manos expertas del enólogo.
- Fermentación Alcohólica – Maceración
Es el momento de la magia de la transformación.
Con el jugo de la uva listo para su transformación, comienza la fermentación alcohólica. En depósitos de madera o acero inoxidable, el mosto se convierte en vino, gracias a la acción de las levaduras que trabajan incansablemente para convertir los azúcares en alcohol. Es aquí donde el vino adquiere su característico color y su complejidad, extrayendo los taninos y otros elementos de las partes sólidas de la uva.
En Yecla, donde el sol y la tierra se unen en un abrazo cálido, este proceso cobra vida, dando lugar a vinos de carácter único y distintivo.
- Prensado
Es el momento de la esencia concentrada.
Ocurre después de la fermentación, cuando llega el momento de prensar las pieles y la pulpa para extraer el vino restante. Este líquido, conocido como “vino de prensa”, es una joya enológica, rico en color y taninos, que aporta profundidad y complejidad al vino final. Por otro lado, la pasta seca que queda al final del proceso encuentra nuevos propósitos. Por ejemplo, para la creación de productos como orujos y tratamientos de spa, demostrando que nada se desperdicia en el mundo del vino.
- Fermentación maloláctica
Ahora se trata de generar la suavidad del carácter.
Y es que, tras la primera fermentación, el vino atraviesa otra transformación con la fermentación maloláctica. Aquí, bacterias trabajan para convertir el ácido málico en ácido láctico, suavizando el carácter del vino y añadiendo una capa de elegancia a su sabor. Es un proceso sutil pero poderoso, que eleva el vino a nuevas alturas de refinamiento y calidad.
- Trasiego
Lo denominamos como el baile del vino.
El trasiego marca el comienzo de la maduración del vino, donde se retiran las impurezas y se airea para mejorar su calidad. En este delicado paso, el vino se transfiere a nuevas cubas para eliminar las lías y fangos que se depositan en el fondo. Es un momento crucial en la vida del vino, donde cada movimiento cuenta y cada decisión moldea su carácter final.
- Clarificación
Aquí encontramos la pureza revelada.
Para alcanzar la máxima claridad y pureza, el vino se somete a un proceso de clarificación, donde se eliminan las impurezas restantes. Ya sea mediante el uso de gelatinas o de filtros, este paso es fundamental para garantizar que el vino esté listo para su embotellado, libre de sedimentos y de posos que puedan afectar su calidad.
- Crianza
El momento del toque final. Y es que la crianza es el último paso en el viaje del vino tinto hacia la perfección. Almacenado en barricas de roble, el vino se sumerge en un mundo de sabores y aromas, donde el tiempo transforma su carácter y lo enriquece con matices únicos. En Yecla, este proceso es un tributo a la pasión y el compromiso de los viticultores que trabajan incansablemente para producir vinos de calidad excepcional.
- Embotellado
Es el momento en el que arranca una nueva aventura.
Finalmente, una vez que el vino está listo para su embotellado, se sellará y preparará para su viaje al mundo. En este sentido, podemos decir que cada botella es una cápsula del tiempo, un reflejo del cuidado y la dedicación que ha llevado a su creación. En Yecla, donde la historia y la innovación se unen en armonía, el vino tinto DEMUERTE es un ejemplo destacado de la calidad y del carácter excepcionales que pueden lograrse a través del arte de la vinificación.
Vino tinto DEMUERTE
En conclusión, el vino tinto es mucho más que una bebida; es la expresión de la tierra, el clima y la pasión del hombre. Cada botella cuenta una historia, y cada sorbo es una experiencia única.
Desde las viñas hasta las barricas, cada fase de su elaboración es un tributo al arte y la tradición que han convertido al vino tinto en un verdadero tesoro de la humanidad. Y muestra de ello son nuestros vinos DEMUERTE.