El arte de enamorar con una etiqueta

enamorar con una etiqueta

El arte de enamorar con una etiqueta es dar valor al diseño de la misma en la creación de un vino. Etiquetas diseñadas para seducir, para crear esa primera señal o contacto visual que nos atraiga y  que unido a un vino de calidad y personalidad lo haga inolvidable para nuestros sentidos.

Las etiquetas de los vinos son, junto a las botellas, la carta de presentación de cualquier vino en el mercado. Conscientes de ello, los productores de vinos de todo el mundo dedican buena parte de su esfuerzo al diseño de ambos elementos.

Y es que,  si las etiquetas son originales es más probable que llame la atención de los clientes. Y, por ende, conseguir una venta.

Con el deseo de que el diseño de etiquetas de vino sea considerado un aspecto importante de la creatividad actual, hay empresas que organizan concursos en los que estudiantes de escuelas de arte de todo el mundo pueden presentar sus propuestas y existen bodegas que invierten una parte importante de su esfuerzo al crear un vino en crear su imagen y plasmarlo en su etiqueta.

¿Cómo conseguir una etiqueta sugerente que nos hagan sentir “amor a primera vista”, que genere esa necesidad imperiosa de acercarnos a ese vino, de elegirlo?

Sin duda, enamorar con una etiqueta es una tarea difícil pues además esta etiqueta debe formar parte de la personalidad del vino, es decir, el diseño de la etiqueta que consiga enamorarnos además debe estar estrechamente ligado a su esencia, a sus cualidades, al contenido.

 

Etiquetas de vino originales: Contenidos obligatorios

enamorar con una etiqueta de vino

Independientemente de la forma, color, tamaño o estructura que tenga la etiqueta de cualquier botella de vino hay una serie de contenidos que no deben faltar. Estos datos, que son obligatorios y están regulados por ley. En general hacen referencia a los siguientes apartados:

  • Año de la cosecha de la uva que se ha empleado en la realización del vino.
  • Referencia a la denominación de origen o a la indicación protegida a la que pertenece el bodeguero productor del vino. De esta manera queda constancia de cuál es el Consejo regulador que lo vigila y protege.
  • El nombre comercial con el que se da a conocer públicamente el vino.
  • El embotellador.
  • El grado alcohólico volumétrico del vino. Lo que popularmente se conoce como la gradación del mismo.
  • El importador (en los casos de que el vino se haya traído desde otro país).
  • El número de lote.
  • Si contiene alérgenos.
  • El número del registro del embotellador del vino.
  • La cantidad de vino que hay en la botella. Se indica en centilitros.

Todos estos elementos deben estar en el mismo campo visual de la etiqueta. Generalmente se coloca en la parte trasera de la botella, dejando la frontal para las creaciones más artísticas de las etiquetas.

 

Enamorar con una etiqueta, etiquetas diseñadas para seducir.

enamorar con una etiqueta

Con colores más o menos llamativos, con diferentes formatos, de aire vintage, homenajeando a algún estilo pictórico o artístico concreto, haciendo juegos visuales… la variedad de etiquetas que podemos encontrar en el mercado es muy amplia. Muchas de ellas, incluso, han sido realizadas por personajes destacados del diseño  contemporáneo, que han recibido tan singular encargo de la empresa productora.

Algunos ejemplos de estas creaciones los encontramos en WineryOn Bodegas, donde sus creaciones vinícolas (de excelente calidad y cuyos vinos ya han sido reconocidos en certámenes de prestigio), reúnen  una buena muestra de las etiquetas de vinos más atractivas y originales del mercado.

En este sentido, llama la atención la etiqueta del vino DEMUERTE, donde se hace un sencillo y llamativo homenaje al arte mexicano recreando sus populares calaveritas en la etiqueta frontal de las botellas. Una apuesta por el color que es más intensa si cabe dado que la botella es de color negro intenso.

Otras etiquetas muy originales son las de sus dos novedades, los vinos “EL CHICO MALO” y “LA MÁS BONITA”, este último es un vino blanco, donde se hace uso del dibujo artístico para recrear dos prototipos de consumidores jóvenes creando paralelismo con dos vinos también jóvenes aunque no por ello de menos calidad. Tonos pastel y  elementos simbólicos que invitan a dejarse llevar por los sentidos.

Especial es también el diseño de la etiqueta de la botella de vino “MORENA MÍA”, donde se realiza un juego visual con los perfiles de una misma mujer enfrentados en planos opuestos y direcciones totalmente contrarias. Para la creación solo se han utilizado los colores negro, blanco y rojo de manera que el color de la etiqueta se confunde con el resto de la botella provocando una continuidad visual muy sugerente.

Apostando por el montaje fotográfico encontramos la etiqueta de la botella de vino “ENFURIA”. En ella se reproducen la imagen del rostro de un tigre y el de una mujer de manera que obtenemos una sola composición en la que se emplea la parte superior del animal y la parte inferior del rostro de la mujer. Todo ello ofrecido en blanco y negro y donde destaca el nombre comercial de la botella escrito con letras doradas.

Ofreciendo una representación minimalista de enfuria encontramos a “ENFURIA CLASIC”. Una imagen elegante que nos sugiere o nos ayuda a entender el vino de alta gama que simboliza.

La etiqueta puede y debe ayudarnos  en la toma de decisiones al crearnos una expectativa, un deseo. Y  por supuesto una vez conozcamos el vino y nos haya conquistado por sus cualidades, esta imagen plasmada en su etiqueta será parte de su identidad y singularidad.

En resumen, etiquetas sugerentes y singulares para llamar la atención, para crear un recuerdo, para forjar un vínculo, para cautivar. ARTE en estado puro en el mundo del vino es enamorar con una etiqueta. 

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