Si eres aficionado al vino y quieres ampliar tus conocimientos, estás en el lugar indicado pues vamos a contarte cómo distinguir un buen vino de otro que no lo es. Un proceso que abarca desde el tipo de suelo hasta la forma en que se embotella el vino. Y es que conocer y comprender cada una de las partes de la producción ayuda a reconocer los matices que distinguen a un vino bien elaborado de uno ordinario. Como ocurre con los vinos DEMUERTE.
Cómo distinguir un buen vino
Hay personas a las que les gusta el vino, pero no todas saben qué es un buen vino o qué características tiene. Y es que para poder hacerlo hay que ser mucho más que un consumidor de vino; hay que tener conocimientos, experiencia y una apreciación sensorial que va mucho más allá de beber. Se trata de identificar las características principales de ese vino, así como la estructura, el equilibrio y la complejidad que lo integran.
Estos conocimientos componen una ciencia denominada Enología, un ámbito que se dedica al estudio y al análisis del vino. Es decir, además de fijar los elementos que participan en la cata, también aborda su producción y la relación que tiene con el conjunto de técnicas y cuidados que se emplean para cultivar la vid.
Convertirse en experto en enología
Quien desee convertirse en un experto en vino debe formarse. Es decir, debe saber qué variedades de uva existen, las técnicas de vinificación que se aplican y las peculiaridades de cada zona que produce. Todo ello ayuda a entender mejor por qué un vino destaca sobre el resto. Así por ejemplo conocer la uva Monastrell da claves para apreciar mejor a nuestros vinos DEMUERTE.
Además, un entendido en vino debe profundizar en conceptos como la acidez, los taninos y el cuerpo, interpretándose cada uno de ellos de una manera correcta cuando se lee la etiqueta de una botella de vino. En este sentido, son de gran utilidad la lectura de libros especializados, asistir a catas guiadas por expertos y visitar bodegas.
Viticultura y cata
El tipo de suelo, el clima y las prácticas agrícolas como la poda, el riego y el manejo del estrés hídrico inciden en la calidad de la uva e influyen en el desarrollo de la vid, y por consiguiente, en el vino que se obtiene con ellas. Es lo que denominamos viticultura.
Otra manera de mejorar la capacidad de reconocer un buen vino es a través de la cata. Un procedimiento que va más allá de la degustación, pues realiza un análisis sensorial completo del vino que tiene como objetivo.
Para quienes ya tienen un grado de maestría se desarrollan las catas a ciegas y las catas verticales. En ambas se degustan diferentes añadas de un mismo vino, lo que permite entrenar el paladar y distinguir cómo afectan al vino aspectos tan dispares como el año de producción o las condiciones climáticas.
Estudios complementarios
Participar en programas de certificación en Enología ayuda a construir una base de conocimiento que va más allá de la experiencia propiamente dicho. Estos programas cuentan con temarios amplios donde se tratan temas como viticultura, la vinificación y los estilos de vino, lo que ayuda a tener una visión completa del sector.
Además de esto es importante familiarizarse con las regiones vinícolas más populares. Conocer sus particularidades y reconocer cómo eso se plasma en vinos con personalidades singulares. En España, por ejemplo, hay más de 100 regiones vitivinícolas amparadas por alguna de las Denominaciones de Origen Protegidas (DOPs). Para nosotros la más importante es la de Yecla, bajo la que se realizan nuestros vinos DEMUERTE.
Objetivo: reconocer un buen vino
Así pues, si quieres saber cómo distinguir un buen vino, debes formarte en todos los sentidos. No solo en lo tocante a sus aspectos físicos propiamente dichos sino a todo lo que conlleva desde un punto de vista cultural y económico. Pues solamente así serás capaz de entender todo lo que hay detrás de una botella de buen vino.
