Existen múltiples diferencias entre el vino tinto y el vino blanco. Divergencias que van más allá del sabor y del color del vino y que conviene conocer para saber qué estamos ingiriendo cuando escogemos tomar un vino u otro.
Diferencias entre el vino tinto y el vino blanco: El valor de la uva
La uva tiene un valor determinante en la naturaleza del vino. Y, aunque mucha gente piensa que el vino tinto y el vino blanco deben su color a la pulpa de la fruta, la realidad es que está relacionada con su piel.
Este es el lugar en el que se encuentran los pigmentos, pues la pulpa de ambos tipos de uva es incolora.
De ahí que su mosto carezca de color, independientemente de que proceda de una uva tinta o de una uva blanca.
Hay que señalar también que solo la uva tintorera supone una excepción a lo afirmado, pues es la única uva de vinificación que tiene una pulpa coloreada.
Así pues, es durante el proceso de maceración cuando el vino adquiere el color que tendrá definitivamente y no antes.
Y es que durante esta etapa es cuando los pigmentos de la piel (que en el caso del vino tinto se dejan en contacto con el mosto) pasan al vino, tintándolo.
En el caso del vino blanco los sólidos en suspensión se separan del mosto antes de que comience el proceso de fermentación.
Diferencias entre el vino tinto y el vino blanco: Mucho más que color
Otra diferencia en el proceso de elaboración es la temperatura a la que maceran ambos vinos.
En el caso del vino blanco esta acción se realiza en una temperatura que ronda los 17 ó 19 grados centígrados.
Mientras, en el caso de los vinos tintos, la temperatura alcanza los 24 ó 26 grados centígrados.
En este último caso la temperatura puede ser mayor, incluso rondar los 30 grados centígrados, si se quiere destinar el vino a crianza.
Al degustar un vino u otro también encontramos importantes diferencias. Los vinos blancos suelen ser más ácidos que los tintos.
Esto se debe a que en los vinos tintos la presencia de taninos maduros es mucho mayor.
Y es que este componente es el que ofrece textura, estructura y prolonga el buen estado del vino.
Por el contrario, en los vinos blancos los taninos están verdes, lo que ofrece una textura áspera a los caldos.
Cuando se hace referencia al vino blanco se están valorando vinos de muy distinta naturaleza, por lo que es justo realizar alguna observación al respecto.
Así, en el mercado podemos encontrar vinos blancos de baja acidez y con un gusto agradable al paladar.
Esto se debe a que en su composición se ha utilizado variedades de uva aromática.
En cualquier caso hay que entender que la uva blanca se recoge antes que la tinta, por lo que su grado de madurez en la planta también es menor.
Un hecho en el que radica su mayor grado de acidez.
Diferencias entre el vino tinto y el vino blanco: Valores nutricionales
Entre el vino tinto y el vino blanco existen diferencias nutricionales, algo obvio si tenemos en cuenta que son distintos en el procedimiento y en el tipo de materia prima que se emplea en su realización.
Una de las principales diferencias nutricionales entre ambos está relacionada con el número de calorías que contiene cada uno de ellos.
Así, la concentración de calorías en el tinto es mucho mayor que en el vino blanco.
También es diferente el nivel de alcohol que contienen ambos vinos, siendo superior el del vino tinto normalmente.
Sobre su composición hay que destacar que el porcentaje de minerales es mayor en el vino tinto, donde destaca la concentración de potasio.
Con todo esto, no es de extrañar que haya personas que prefieran un vino u otro para comer, o que afirmen que el tinto les sienta mejor al estómago que el blanco (generalmente esto se debe a la acidez).
Todo tiene su lógica y basta adentrarse un poco en el mundo del vino para saber los motivos de estas opiniones.